viernes, 28 de enero de 2011

Exilios - Parte 2


sitio web de la imagen conaculta.gob.mx

La Memoria Emotiva forma parte del equipaje de exiladas y exilados...
Sentimientos, sensaciones, añoranzas...
DESARRAIGOS...
sitio web de la imagen espacioluke.com

Regreso a mi tierra...? Me quedo aquí para siempre...?

Gloria Clavero desarrolla el por qué y el cómo del exilio, de las migraciones y de los desplazamientos...

Audio disponible a partir del 31 de enero.

jueves, 20 de enero de 2011

Exilios - Parte 1

Desde las épocas de Adán y Eva hasta nuestros días la historia de la humanidad está marcada por migraciones forzadas, por éxodos, por desplazamientos...
Imagen unoslodicen.blogspot.com

El duelo por lo perdido, la idealización de la tierra de origen y esa permanente sensación de pisar suelo ajeno...

Claudia Leal Valencia nos cuenta su valiosa experiencia como refugiada...

De la mano de Gloria Clavero homenajeamos a María Elena Walsh...
Audio disponible a partir del 24 de enero.

martes, 18 de enero de 2011

Costa de Marfil

EL ESCRITOR TIERNO MONÉNEMBO OPINA SOBRE LA CRISIS DE COSTA DE MARFIL. Traducción artículo íntegro

de Grupoafrica Cultura Africana, el jueves, 13 de enero de 2011 a las 12:41

Tierno Monénembo, escritor guineano, Prix Renaudot 2008 por "Le Roi de Kahel"

LA RECOLONIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS de Tierno Monénembo.

Pobre África, ayer, se le imponían sus dictadores, hoy, le eligen sus “demócratas”. Los raperos, esos Prévert de los nuevos tiempos, han inventado un neologismo que hace furor de un lado a otro del continente: la democrature.

Entiéndase como ese sistema híbrido ( la cara de la democracia, el cuerpo diabólico de la dictadura) que tiene el don de desencadenar las pasiones y aumentar la confusión.

Quién ha ganado las elecciones en Costa de Marfil, quien las ha perdido en Guinea. Esta cuestión que parece incendiar el universo no tiene ningún sentido en los barrios de Conakry y de Abidjan donde, sea el año bueno o malo, la vida política no tendrá nunca otro régimen, que la falta, ni otra ley que esta: “todo lo que no es obligatorio está prohibido” citando las famosas palabras de Léon Campo. Allí, prefieren, por experiencia las malas elecciones a las guerras civiles bien resueltas. ¡Más valen, incluso Bokassa y Mobutu, que los dramas de Liberia o Sierra Leona!

¡La bestia humana se habitúa al infierno del despotismo, pero nunca a las masacres a la ruandesa!

Los demonios de la violencia y de la angustian asaltan de nuevo Costa de Marfil. Como en el 2000 el país va a partirse en dos, va a arder como la paja, nadie puede ya impedirlo. ¿De quién es la culpa? Del mundo entero y primero y sobre todo, de esa comunidad internacional que nunca está mejor en su papel que cuando reaviva los incendios que se supone que vigila.

Formalmente, esta “máquina”, tras la cual se esconden las grandes garras de Estados Unidos y de la Unión Europea, no pesa más que lo que pesa un árbitro. Su rol se limita a prevenir los conflictos y a proponer una solución negociada en aquellos que se convierten en inevitables.

Ninguna circunstancia excepcional le permite desbordar ese marco. Esto es al menos lo que creían los neófitos, los hechiceros de la diplomacia a los que nunca les faltan argumentos para justificar lo injustificable.

Digámoslo claramente: La ONU no es quien para decidir quien es elegido y quien no a la cabeza de un país ( el tema ivoriano cuenta poco en este caso). Haciéndolo se excede en sus derechos, cosa que le pasa de vez en cuando. Hasta el punto de que tras el lenguaje quedo de sus diplomáticos, se distingue el ruido de las botas coloniales.

En la forma en la que Barack Obama, Nicolas Sarkozy o Ban Ki-moon, tratan al pobre Lauren Gbagbo, cree uno volver a ver a Gosier-d’Oiseau (celebre personaje de “Viejos negros y la medalla”, novela del Camerunés Ferdinand Oyono) transpirar bajo su casco gritándole a sus negros en una plantación de Oubangui-Chari.

No apoyamos a Luaren Gbagbo, nos contentamos con recordar un principio. Por otra parte, en el apestado Abidjan no necesita nuestro apoyo. La arrogancia de las cancillerías y la histeria de los medios trabajan para él. La demonización de la que es objeto ha acabado por hacerlo simpático a los ojos de sus peores detractores. "A force de jeter une grenouille de plus en plus loin, on finit par la jeter dans une mare", dice un proverbio peul…

No denunciamos tampoco la elección de Alassane Ouattara (estamos convencidos de que psicológica y técnicamente, está mejor preparado que ninguno de los otros candidatos para gobernar). Decimos simplemente que el rol de la comunidad internacional, no debería volver a tomar posiciones partidistas ni prodigarse en declaraciones intempestivas, sobre todo ahora, en una situación tan explosiva como la de Costa de Marfil.

¿Por qué el desafío y la amenaza de un castigo ahí, donde la discreción, la astucia, la prudencia y el tacto, el arte de la diplomacia, habrían sido suficientes?

No vamos a descubrir a los geopolíticos de oficio que Costa de Marfil es piedra angular en la región y que si zozobra puede empujar a sus vecinos, mientras que Guinea prueba una peligrosa experiencia democrática y Al Qaida en el Magreb Islámico, tiene sus santuarios en Burkina Faso o Mali.

La situación pinta hasta tal punto inquietante que flota sobre la región un rumor tribal lleno de amenazas para el futuro: todo salvo un Dioula al poder en Abidjan. Todo salvo un Peul en el poder en Conakry.

Merece Costa de Marfil arder por los deseos de sus estadistas o por la bella cara de Laurent Gbagbo o Alassane Ouattara. ¡No, seguramente no! Henri Konan Bédié, Laurent Gbagbo, Alassane Ouattara, qué diferencia hay?Forman el maléfico trío que ha arruinado el país de Houphouët-Boigny.

En Bédié, el veneno de la “ivoridad”, en Ouattara, el de la secesión, en Gbagbo el de la confiscación del poder. Cada uno de los caïds ha mostrado hasta qué punto estaban dispuestos a sacrificar su patria en beneficio de su poder personal. Desde este punto de vista, no tienen nada de excepcional.

La casi totalidad de los jefes de estado africanos, están en el poder tras un golpe sangriento o una elección fraudulenta. Una ley no escrita permite a cada uno matar, robar y hacer trampos para llegar al poder. La novedad, son los escrúpulos con los que los grandes de este mundo lo observan. Congo, Rwanda, Somalia, hasta aquí han alentado los fraudes y los golpes. Han cerrado los ojos a las peores atrocidades según sus intereses.

El jaleo que se ha formado en torno a Ouattara es tal que se convierte en sospechoso. ¿Qué quiere salvar la comunidad internacional, entonces: a Costa de Marfil o a uno de sus protegidos?

Outtara y Gbogbo son los lobos-gemelos de la política de Costa de Marfil. La misma tez, la misma sonrisa carnicera, el mismo peso electoral (uno controlando la Comisión Electoral y el otro la Corte Suprema). Hay entre ellos una diferencia de talla: el carnet de direcciones. En el mundo mezquino corrupto que es el nuestro, sin lugar para las formulas mágicas, este juguete es suficiente para acceder a los más secretos perfumes.

Antiguo director adjunto del Fondo Monetario Internacional, Ouattara se encuentra en el corazón de la compleja red que gobierna este mundo, mientras que Gbagbo, modesto profesor de historia, salvo un breve exilio en París, no ha salido jamás de casa. Este pequeño detalle explica mejor que todos (los largos couplets por la democracia por ejemplo) por qué una simple elección africana ha tomado una dimensión mundial.

¡La aldea global está bonita y bien ahí: el planeta de los colegas y los pícaros!

Y sus leyes se aplican en todas partes tanto en Costa de Marfil como en la vecina Guinea donde Alpha Condé, el presidente electo es amigo de los presidentes africanos y antiguo habitual de los ministerios parisinos.

“No me veo suspendiendo estas elecciones”, afirma el nuevo presidente guineano al día siguiente de la primera vuelta en la que estaba cerca de 25 puntos por detrás de su oponente. No creía quiere decir: Las elecciones se prolongaron durante cinco meses, el tiempo necesario, sin duda, para que el buen candidato esté preparado con la llave, la quema de la Comisión Nacional Electoral Independiente, les robos de los ficheros informáticos, todo seguido de una verdadera limpieza étnica.

No hay ninguna encuesta y los sortilegios jurados de la comunidad internacional no tendrán nada que decir. Para confirmar esto que todo el mundo sabe ya: para ser elegido en África, es necesario mojarse la camisa. Con un poco de suerte y algunos amigos bien colocados en la ONU, la Casa Blanca, el Eliseo o en el Quai d’Orsay, puedes estar seguro de superar al menos el 18%.

Tierno Monénembo, escritor guineano, Prix Renaudot 2008 pour "Le Roi de Kahel" (Seuil)Article aparecido en la edición de 04.01.11.

Traducido por grupoafrica el 10 de enero de 2011.

Grupoafrica Cultura Africana es un lugar de encuentro y comunicación para África negra, para acceder a más información cliquéa aquí:

http://www.facebook.com/profile.php?id=100000696226979&sk=info

miércoles, 12 de enero de 2011

Presentación Libro de Poesía...

El jueves 20 de enero a las 19.30 hs. en el Ateneu Barcelonès (Sala Sagarra) C. Canuda, 6 - Barcelona -
la poeta Carmen González Sánchez presentará su nuevo libro
"El Canto de la Fuente"
Vale la pena aproximarse a la palabra de esta joven mujer.

sábado, 8 de enero de 2011

Pasaron la navidad y la noche vieja. Llegaron y se fueron los reyes magos. Y mientras nos vamos desperezando de la melancolía del año que marchó y de lo que pudo y no pudo ser...se vienen los nuevos programas del Mézclate Conmigo.
Entretanto vale reconocerse en este sublime texto:
"Un vampiro es un ser enamorado de su propio desconsuelo. Se aferra a lo perdido como a un escudo. En los laberintos del castillo abandonado del afecto, se lo ve deambular, cabizbajo y mudo y voluptuoso, sediento de una sed implacable, atormentado por la memoria de algo que acaso nunca ocurrió. Tanto Carmilla, la vampira de Sheridan Le Fanu, como el esquivo de Nosfe ratu, lo saben bien: hay grandeza en medirse con las intemperies de lo anómalo. En la noche eterna, sufrir puede ser una patria.
Julia Kristeva (Soleil Noir: Dépression et mélancolie, 1987) atribuyó a la actividad de poetizar las mismas poses sombrías. Vio en ella una empresa hecha de enconos y gestos desesperados, reacia al duelo, que altera la pulsión de muerte y la vuelve mímesis de resurrección. ¿No viajan los grandes poemas siempre hacia lo indecible? ¿No nacen de rimar los lutos del lenguaje?
Como Nosferatu o Carmilla, los poetas son seres del abismo del tiempo (que es también el abismo de la falta de identidad), criaturas absortas, aferradas al castillo en ruinas de sus proyecciones, exasperadas por ver vivir eternamente lo que no cesa de morir. Por eso, tal vez, apenas hablan y, cuando lo hacen, balbucean interjecciones, ritmos, cosas olvidadas como si así pudieran acercar el sentido del cuerpo que los desterró y conjurar por una vez la noche inmóvil. En cada ataque amoroso vuelven a la pena como a un salvoconducto infalible, y renuevan un pacto que evoca servidumbres secretas: su parafernalia de crueldad conduce a cierta belleza oscura de imágenes fugaces. Toda contaminación supone estremecimientos y sombras vertiginosas. (Es preciso sobrevivir a la noche). El deseo es que las palabras, como decía Holderlin, se abran como flores. En el umbral de la nominación, el poema elige,in extremis, una desgracia edificante: se yergue, desafiante y vencido, como un viudo identificado con la muerte.
La poesía, hubiera dicho Benjamin, es un teatro ejemplar de la tristeza. Una inercia que persevera, ensimismada y sorda a toda revelación, atenta sólo al mundo de los objetos y a las lentas revoluciones de Saturno. En ella, si se mira bien, lo único activo es el ataque camuflado contra el otro instalado en el yo (o viceversa), con tal de suprimir una escisión intolerable. El juego, entre impremeditado y alevoso, da sus frutos. El poema no interrumpe su ciego deambular pero es posible que algo pueda recibir, aunque más no sea un instante, de la luz residual de esa violencia.
Duelo imposible, balbuceo, efervescencia amorosa y criminal, una saga lírica regida por un voluntarioso desamparo: la melancolía también es una estética, y la sensibilidad gótica finisecular (la nuestra) acaso sea uno de sus nombres. Detrás, como antecedente,habría que enumerar lo que otros llamaron el Bizancio anglofrancés del siglo XIX, la literaturacharrogne y ese culto de la belleza manchada, emparentada con la desdicha, que popularizó Baudelaire en El pintor de la vida moderna.
Todas las variantes del vampirismo, las voluptuosidades fúnebres, las alianzas entre el placer y la tumba, la flagelación, el amor lesbiano, la atracción de lo exótico y los cuentos de terror y necrofilia que conoció el fin de siglo pasado, provienen de esta concepción de la belleza, y suphysique de l’amour, saturada de ruinas, caos y estatuaria, remite al mismo universo sublunar aludido por Kristeva. La poesía, en este sentido, pertenece por derecho propio a la Biblioteca del infierno.
Vincular acedia y lírica permite, por fin, algo más: redefinir el papel que le cabe a esta última en nuestro fin de milenio. Si, vista desde la tecnología y la democracia voraz de nuestro mundo de imágenes, la poesía es un género anacrónico, no lo es desde una teoría de la tristeza, en la medida en que su gesto instaura y garantiza una distancia infranqueable con una fuente que representa el origen y/o la verdad. Al obedecer a un ritmo hecho de súbitos detenimientos, cambios de dirección y nuevas inmovilizaciones, el poema actúa precisamente una imposibilidad: la de condensar significado y significante. Una y otra vez, la isla heroica de la melancolía, como la llamó Marsilio Ficino en el siglo XV, insiste en la experiencia material y fracasa. Este fracaso es espléndido y debe celebrarse porque, con él, se pone de manifiesto lo construido (lo falso) de la verdad simbólica, dando lugar a un mundo donde la jerarquía de una visión coherente de lo real no se sostiene.
Quiebre de la noción de totalidad y añoranza incurable de algo que, acaso, nunca se tuvo, son, desde siempre, marcas de lo que se sabe en estado de extinción. La poesía, acicateada por el deseo, realiza un movimiento afín: como intrigante que, en un misterio medieval, multiplicara significaciones, arma una coreografía escrituraria y, en ese decorado, escenifica una catástrofe (una epifanía mínima y fugaz), reubicándose como un arte imprescindible de la época.
Villiers de IIsle-Adam, Théophile Gautier, Mary Shelley o Renée Vivien, supieron ya a fines del siglo pasado (en su propia sociedad moribunda, transida de progreso) que la respiración asmática, como toda ostentación, tiene que ver con la carencia. Por eso, la belleza decadente de su producción, llena de emblemas, martirios, intrigas y lamentos, como la luz que ilumina en los cuadros barrocos el dibujo oscuro de la alegoría, es un efecto de opuestos. Reducido a un estado de ruina, el lenguaje ya no sirve para la comunicación pero está tanto más cerca de lo incognoscible. A la casa de la significación, por fin,se le ha volado el tejado.
Hay una vida afectiva del verbo donde éste se decanta, pasando del sonido natural al puro sonido del sentimiento. Para este verbo, el lenguaje no es más que un estado intermedio en el ciclo de su transformación, describe el trayecto que va del sonido a la música, descomponiéndose con la lentitud de los cortejos. En este verbo, hablan la melancolía y los poemas. A la manera de una enfermedad fatal, corrompen la lengua para amplificar lo eterno de lo efímero, lo ilusorio de lo verdadero. La estética es errática. No se buscan esencias, sino monogramas que cifren misterios, alguna traición, una voluptuosidad inútil, un gabinete fantástico donde un niño pueda perderse bajo la mirada de Novalis. En este verbo, el torpor se trastoca en audacia, lo banal en contemplación de lo banal, la proclamación en cosa rota. En este verbo, la tristeza se fragua a sí misma para salvarse".

María Negroni, poetisa, ensayista y escritora argentina, nació en Rosario, Provincia de Santa Fe. Tiene un doctorado en Literatura Latinoamericana otorgado por la Universidad de Columbia, Nueva York. En poesía ha publicado: De tanto desolar (1985); La jaula bajo el trapo(1991); Islandia (1994); El viaje de la noche(1994); Diario Extranjero (2000); Camera delle Meraviglie (2002), La ineptitud (2002); Night journey (2002) y Arte y fuga (2004). Ensayos:Ciudad Gótica (1994), Museo Negro (1999), El testigo lúcido: La obra de sombra de Alejandra Pizarnik (2003). También publicó la novela El sueño de Ursula (Seix-Barral, Biblioteca Breve, 1998) y un libro en colaboración con el artista plástico argentino Jorge Macchi, Buenos Aires Tour (2004). Tradujo, entre otros, a Louise Labé, Valentine Penrose, Georges Bataille, H.D. y Charles Simic. Obtuvo la beca Guggenheim en poesía (1994), la beca Fundación Rockefeller (1998) y la beca de la Fundación Octavio Paz (2002) y New York Foundation for the Arts (2005).Obtuvo el premio del PEN American Center al mejor libro de poesía en traducción del año (Nueva York, 2001) con Islandia. Dirige, junto al crítico Jorge Monteleone, la revista de poesía y poética Abyssinia. Actualmente enseña Literatura Latinoamericana en Sarah Lawrence College, Nueva York. Fuente: http://www.letropolis.com.ar/2006/09/negroni.teatro.htm